domingo, 16 de noviembre de 2014

Dos microrrelatos para que entiendas la importancia de la puntuación de un texto

a. Un rey ordena de palabra a su escribiente, para eliminar a un reo, la
redacción de esta nota: “Perdón imposible; que cumpla su condena”.
 El escribiente, compasivo, prefiere salvar la vida del reo y redacta la
nota, cambiando la puntuación de este modo: “Perdón; imposible que
cumpla su condena”.
 Y de esta forma, el reo salvó la vida.
b. El hombre perdió la coma, empezó a temer a las oraciones complejas,
buscó frases más sencillas. Frases sencillas implicaron pensamientos
sencillos.
 Después, perdió el signo de exclamación y comenzó a hablar en voz
baja, monótonamente. No le alegraba ni le indignaba nada, todo lo tenía
sin cuidado.
 Más tarde, perdió el signo de interrogación y dejó de formular preguntas;
ningún acontecimiento le despertaba curiosidad, ya sucediera en el
Cosmos, en la Tierra o, incluso en su propio hogar.
 Luego de un par de años perdió otro signo de puntuación –los dos
puntos– y dejó de explicar a la gente su conducta.
 Hacia el final de su vida no le quedaron más que las comillas. No
expresaba ninguna idea propia sino que siempre citaba a otros... Así que
se desacostumbró a pensar y llegó hasta el punto final. ¡Cuide los signos
de puntuación!

2 comentarios:

  1. Hola!
    Somos Gisela y Laura Romero.
    Lo de los signos de puntuación, ha estado chulo pero complicado (y algo cansino).
    Nos gustaría trabajar con la pizarra digital, estos ejercicios.
    PD: Me ha gustado mucho la dedicatoria de " a mis patatas" muy profunda.

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  2. Sí, ya sé que puede resultar cansino, jejeje. ¡Pero tan necesario! Procuraré preparar actividades para la digital. I promise ;-)

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